Muérdago
Los citostáticos son sustancias que inhiben el desarrollo de las células tumorales. Evitan su multiplicación y frenan su crecimiento.
Desde tiempos remotos, el muérdago ha sido un recurso natural empleado con tales fines. Considerada sagrada por la magnitud de sus conquistas terapéuticas, este semi-parásito siempre lo encontramos en el altar mayor de las medicinas tradicionales.

En la actualidad, la ciencia sigue investigando las numerosas virtudes de este polifacético vegetal. Sustancias como la visco-toxina ejercen un efecto perjudicial para las células tumorales, por lo que es recomendado en los procesos degenerativos.
También es un gran protector de la inmunidad humana, favoreciendo la actividad defensiva frente a ciertos agentes patógenos y otros males oportunistas.

Se ha comprobado su eficacia como depurativo de toxinas y algunos de los metales pesados que nos rodean. Gran parte de los citostáticos que conocemos como sueros quimioterápicos, tienen su origen en el reino vegetal. Algunos de ellos proceden de algas marinas. Otros, como la Vinca de Madagascar, son plantas de jardín que pasan desapercibidas.
Sin embargo, la naturaleza es la fuente indiscutible de estos sueros antitumorales. Con el fin de estandarizarlos se concentran en proporciones a veces sorprendentes: mil kilos de planta para hacer un kilo de suero.

Sería importante tener ambas opciones en la lucha contra las enfermedades degenerativas. La salud es patrimonio de quien la necesita.