Pequeña planta y gran maestra
Al estudiar el ADN, se creía que las mutaciones que en él se producían eran aleatorias y no guardaban ningún orden. Efectos como la radiación, la intoxicación por metales pesados o agentes químicos causan mutaciones que, en la mayoría de casos, son irreversibles.
Gracias a una humilde planta de la familia de la mostaza y la coliflor, se ha podido comprobar que en la naturaleza nada es casual o aleatorio. Esta planta llamada Berro de Thale (Arabidopsis thaliana) ha enseñado a los científicos cómo en su ADN se recubren y parchean tramos afectados impidiendo su deterioro y mutación.
La Arabidopsis thaliana protege de forma excepcional tramos imprescindibles de la espiral del ácido Desoxirribonucleico. Este descubrimiento desmonta en cierta medida la teoría del ADN basura y de las mutaciones aleatorias.
La capacidad adaptativa de esta planta en suelos donde sufre estrés salino o fríos extremos nos enseña cuáles son los mecanismos que combaten el estrés y qué zonas del ADN son más importantes y deben ser protegidas.
La Arabidopsis nos educa de alguna manera en la forma de entender la vida y que en nuestros primeros pasos sobre una investigación nunca debemos dar por sentada una teoría. Las investigaciones fitobiológicas que se siguen llevando a cabo, nos enseñan cada vez más sobre nuestro propio ADN, la supervivencia de la especie humana en el espacio, la purificación de aguas y la elaboración de combustibles.