¿CUIDAR LA SALUD O TRATAR ENFERMEDADES?
Todavía son pocos los países que han optado por un modelo de salud diferente.
Este nuevo modelo propone el cuidado de la salud a través de la dieta, el ejercicio físico, la suplementación dietética con aporte de nutrientes según la edad, terapias dulces como la acupuntura, el empleo de plantas medicinales, la homeopatía y todo aquello que atiende la salud para que no llegue la enfermedad. En pocas palabras: cuidar la salud de forma sencilla y consciente para no enfermar.
Este modelo reduce de forma drástica el consumo de alimentos y sustancias que llevan a la población a estados patológicos. Un ejemplo simple a temprana edad sería el consumo de golosinas para niños elaboradas con azucares más sanos, zumos y sustancias orgánicas. Otras exigencias en patrones de consumo es la reducción de los “disruptores endocrinos”, compuestos nocivos que a largo plazo tienen repercusiones negativas sobre la salud.
Este modelo que incorpora cuidados más saludables y preventivos ha sido aceptado por 170 países. Todavía existen intereses encubiertos que han llevado a que otros veinticuatro países se mantengan fuera de este plan de salud ciudadana. Más de cien estados tenían una plataforma desde donde actuar en el plano de salud ciudadana a través de medicina integrativa. De forma integrada, 34 de ellos ya tenían medicamentos a base de plantas en la lista nacional de medicamentos esenciales.
En buena parte de los estados de EEUU, o en países como Australia, Alemania, Canadá, China, Sureste asiático, Inglaterra, países escandinavos, América central y Sudamérica, se han dado enormes pasos en la incorporación de la medicina natural-complementaria o integrativa en los planos de salud y directamente en la ciudadanía. Si lo vemos desde el punto de vista económico, al introducir este tipo de estrategias preventivas, la arcas del estado reducen más de un 50% el gasto en medicamentos. No solo ahorran millones de euros, sino que también se evitan efectos secundarios y nuevas enfermedades causadas por fármacos. Es una forma de hacer más responsable al consumidor, mucho más consciente a una sociedad que desea ser feliz y sentirse bien, e incluso mantener viva la tradicional agricultura y ganadería local de cada lugar.
Son acciones que no deberían detenerse por la imposición de las grandes corporaciones, la corrupción de nuestros dirigentes y la insensibilidad hacia mujeres y hombres que desean sentirse bien de un modo más natural y sostenible.